Oh dios mío,
prívame de sufrir esta soledad, haz que el tiempo corra como nunca lo hizo
antes y déjame llegar a donde mis sueños dejan de lado la noche y la locura,
para hacer del día un regalo al corazón del enamorado.
Anhelo poder
sentirla tan cerca, que sus latidos sean los que mueven la sangre de mis venas.
Que su respiración llene de aire a mis pulmones, pues es en ella donde yace hoy
mi alma y es en ella donde descansan eternamente mi oscura soledad y mi dolor
perece.
Corre tiempo mío,
corre, que el viento sopla a mi favor y este navío sin brújula ya sabe dónde
está el norte. Las estrellas que brillan en el cielo me marcan el camino a
tierra, y es en el arco iris donde descubro el lugar en el que descansas tus días,
esperando a que el amor llame a la puerta.
Ya llego amada mía,
ya llego. Aguanta. Pues estuve perdido durante un tiempo al no saber
encontrarme en esta oscuridad, y ahora que tú me iluminas, ya no me siento
perdido y veo el camino que me lleva hasta ti.