Suena música, oigo una voz en mi interior, mis manos no
dejan de expresar lo que ven los ojos de mi alma, comparto mis palabras con las
notas del músico anónimo, y ambos conversamos sin decirnos nada y sin siquiera
vernos. Trae a mí antiguos momentos del pasado que son de nuevo revividos, los
traen aquellos que estuvieron y que ahora vuelven a acercarse a ver qué cosas
cambiaron o simplemente para mostrar las que les cambiaron a ellos, en
cualquier caso están aquí de nuevo y todo gira y gira como en un tiovivo.
Músicas circenses, hombres sin alas que vuelan, sueños de
quienes no están dormidos haciendo lo imposible por ser realidades dentro de la
carpa bicolor, payasos que con cualquier que hacer harán reír aún con su pena,
olor a arena y melancolía y todo de nuevo rueda y rueda hasta de nuevo
detenerse y volver a empezar.