lunes, 24 de junio de 2013

Décimo octava carta: un café con helado y balance...

Un año. Hoy hace exactamente un año que decidí, o mejor dicho empecé a perderme por nuevas sendas, con el objetivo de buscar en ellas aquello que creía no poder encontrar aquí.
Es curioso como a veces, los años nos parecen mucho tiempo y en otros casos, parece que fuera ayer. Yo a veces tengo la sensación de que hace un más que me marché de casa, sin embargo en otros momentos parece que fue algo hecho hace tanto... No podría definir esta etapa como corta o larga la verdad, lo que sí podría decir es que ha sido realmente intensa.
Durante este tiempo, podría decirse también, que he crecido más que en mis anteriores 27 años. He estado viendo, sintiendo, viviendo, visitando, aprendiendo, conociendo, explorando (y un sin fin de gerundios) tanto, que llevo un mes intentando hacer un balance, una reflexión, una síntesis de todo, pero me es completamente imposible. Solo puedo ir haciendo mini esquemas con unas mini conclusiones de cada uno de los estados y momentos por los que he ido pasando, eso sí, con un denominador común, siempre resultado positivo.
Hoy quisiera "dedicar" mi café, además de a todas las personas de mis recuerdos, en especial, a dos personas con las que compartí más de un momento en esta cadena de "fast food" a la que se le asocia siempre la imagen de un payaso con pinta de psicópata. Esta carta chicos, también es gracias a vosotros, que me enseñasteis tanto y estuvisteis dando luz a las noches  londinenses o mejor dicho watfordianas. Gracias!
Algunas de las cosas que he aprendido este año, las voy aplicando en mi nueva versión, mucho más actualizada y mejorada de lo que jamás estuve. Siempre sin ánimo de parecer un nuevo producto de telefonía o coche insignia de escuderías de la fórmula 1. No obstante, aún hay otras que no me veo capaz de incorporar, aunque espero que pronto vayan llegando, a medida que los secretos vayan saliendo y los miedos se vayan venciendo.
Algunas de esas cosas que he podido aprender son por ejemplo a revalorar las cosas que creía tener valoradas. Aprendí a estar solo aunque muchos no lo crean o sepan, entre los que me incluyo, y aprendí a enfrentarme a retos y miedos que jamás creí poder enfrentar ni superar.
Sorbo de café... mmm... cuantos recuerdos...
Entre esos recuerdos una playa con olas maravillosas, un monte lleno de faros, mucha gente buena y mucha buena gente, silencios llenos de lágrimas, horas sin dormir, siempre nueve horas, muchos olores, sabores y emociones de enorme intensidad, frío, calor, muchas risas, mucha felicidad, mucha mentira y mucho verdad, más frío, más calor, muchas partes de España, de Europa, del mundo, mucha soledad, y muy buenas compañías, muchos paseos y mucha cama, muchas horas vivas y muchas horas muertas, mucho mar y muchos saltos y botes, mucho por descubrir y mucho descubierto, muchos cambios, etc., pero sobretodo mucho de mí.
Al volver a leer el texto, parece que hablo de una vida entera, y es que así es, es la vida. Jamás me sentí tan vivo como me he sentido en este año que empezó el día 24 de Junio de 2012 y que hoy, día 24 de Junio de 2013, 365 días después, le hago balance y plasmo en papel, pero sin decir que acabe, porque a partir de hoy, quiero empezar una nueva etapa en mi y en mi vida.
Hasta ahora contuve una dinámica y un rol que se fue modificando dentro de unos límites establecidos, crecí en una jaula imaginaria, pero el mundo, el exterior me ha cambiado, me ha abierto los ojos, jamás creí en las fronteras y sin embargo siempre me las impuse inconscientemente a mí mismo. Por eso, creo que es el momento de acabar con los límites y las barreras, acabar con los miedos.
Hoy, y no ayer, quiero dar el salto que cambie todo, el salto que da miedo de verdad. Hoy es el día en el que me abro al mundo y a todo lo que hay en él. Así que quiero acabar esta carta con un...
Buenos días mundo, este café también es por ti.

miércoles, 12 de junio de 2013

Décimo séptima carta: una infusión con algo de nada...

Si normalmente estar en medio de la nada es algo que se asimila a estar perdido, es a veces en medio de la nada, donde menos perdidos estamos, pues a veces en medio de la nada es precisamente el lugar donde queremos estar.
Hoy esta carta tiene cierto aire a despedida, pero a la vez quizás sea, de nuevo, otro poco de aquel yo perdido y reencontrado.
Hoy me encuentro en medio de la nada, en algún punto entre las costas italianas, Sicilia y las costas tunecinas, pues es uno de los destinos de este último trayecto a bordo del Horizon. Me embarque hace un mes y parece que mi vida aquí no tiene más sentido ya, vine en busca de algo y con ganas de perderme, y lo conseguí.
El lugar donde me encuentro no es para nada especial, es un comedor de lo más sencillo y aburrido, me acompaña una simple infusión, pero que como todas las que me he podido tomar aquí, muy llena de historias, de pensamientos, de secretos, de maravillosas conversas y de fabulosas lecciones de personas por las que siento grandiosa admiración, aunque ellos no lo sepan aún.
En especial siento un gran aprecio por dos personas que me han enseñado muchísimo, me han demostrado muchísimo y aunque no lo crean, por las que siempre sentiré un respeto increíble. Ninguno de los dos llega a los 25, pero aunque a veces no lo parezca, interiormente son personas mucho más grandes de lo que jamás serán muchos de los que se dan de grandes, reconocidos o ilustres. Por ello, espero que jamás pierdan esa esencia que les hace diferentes, aunque estoy completamente seguro que jamás dejarán de ser ellos, y si en algún momento debieran hacerlo, espero sepan valorar si merece la pena o no. Aún les queda mucha vida por andar y les deseo un feliz y agradable camino a ambos.
Volviendo a mi infusión, le daré un sorbo y a ver qué es lo que me dice.
Durante este mes aquí, mis días han transcurrido en lugares de lo más variopintos, he podido ver ciudades maravillosas, otras que ya conocía, pero que aseguro no había disfrutado tanto debido a que quizás no las supe valorar como debía hacerlo, no obstante, durante mis noches, siempre intenté conectar con aquello que siempre he tenido y que dejé olvidado, conmigo mismo.
Cada noche, buscaba entre estrellas y destellos donde estaría mi puerto, mi norte, o simplemente la tierra que tanto anhelo encontrar de nuevo. Cada día me maravillaba con la belleza de los atardeceres y con la inmensidad de la oscuridad, rota solo por algunos faros lejanos. Jamás me sentí tan cerca de la nada, como aquí me he sentido, y jamás me he sentido tan en mí como aquí me siento, aunque parezca una locura.

Me despido ya de esta infusión y de este viaje, pero sabiendo que no es el final del camino, sabiendo que es ahora cuando debo volver a partir hacia un nuevo rumbo.

viernes, 7 de junio de 2013

Décimo sexta carta: un café breve pero con onda...

Hace tiempo las palabras con las que definí esta isla en la que hoy me encuentro eran, que no me volverían a ver de nuevo aquí. Cosas del destino, años después, de nuevo aquí me encuentro.  No debemos decir, de esta agua nunca beberé, ya que parece que controlar ciertas cosas es algo imposible.
Me encuentro en Ibiza, recordando un pasado demasiado bueno, viviendo un presente totalmente impredecible e interesante y preparando un futuro prometedor. Hoy mis palabras se encuentran en Ca l’Aguirre, donde me he decidido a dedicarme mi café, y a ver y leer mi propia historia. Lo necesitaba, la verdad.
Rebuscando entre mis recuerdos, entre muchas sonrisas y algunas carcajadas, encuentro una afirmación que nos llegó en aquella anterior visita. En ella se afirmaba que esta isla era mágica, se afirmaba que esta isla tenía alguna conexión cósmica, algún magnetismo, una especia de onda, y que solo se podía sentir en estos lares.
La verdad es que no sé si fue el momento ni el lugar de escuchar dicha afirmación, las risas fueron bastante evidentes al respecto, pero hoy, me planteo de nuevo la afirmación, debo reconocer que ha sido poner un pie en esta tierra y sentir un cambio en cómo se ven los colores del mundo. De tonos grises, negros y blancos pasé a toda una gama de color, más que amplia y con mas luz y brillo de lo normal.
Quizás sea cierto que todo es magia y que si te dejas llevar por el corazón y por la ilusión, todo se ve de otro modo.
Yo como viene siendo de costumbre, no tengo mucho tiempo para poder dedicarme, ni dedicarle a mis tan queridas ya, cartas del café, pero si podéis, dedicaros una horita a rellenar huecos en vuestras historias, a leer y releer para escribir y reescribir aquello que creíais conocer, y luego dedicaros a ver esa misma historia que tantas veces visteis, pero añadiendo las nuevas escenas y capítulos. Recrear y recrearos, inventad y reinventaros, destruir lo construido y reconstruirlo.

Como siempre digo, solo podemos reencontrarnos tras habernos perdido. Y yo vuelvo a estar aquí. Ahora, me toca de nuevo partir. Nos vemos en los cafés del camino.