viernes, 30 de noviembre de 2012

Séptima carta: un café sin fronteras...

Si bien es cierto, nunca se sabe dónde surgirán las grandes ideas, donde se iluminará esa luz que nos permitirá ver cosas nuevas o como en mi caso, nunca se sabe donde el café tendrá algo que contarme. Pero aunque ni yo mismo me lo pueda creer, curiosamente es en un área de servicio, a las 2:43 de la madrugada donde acaba de darme una lección un descafeinado de sobre.
Vengo desde mi tierra soñada, mi Cantabria tan querida, y siento que mis lágrimas caen por mis mejillas al recordar todo lo que en ella me dejo, pero al estar aquí sentado, intento maravillarme con lo que veo y me sorprendo. Admiro el mundo que aquí me rodea, sus historias y me asombra ver que nadie sigue la norma, nadie tiene una pauta establecida. Hay gente cenando, gente desayunando y gente simplemente tomando algo mientras descansan.
Y es que la cosas no siempre deben seguir un estándar, no todo debe ser tal y como lo estipula la sociedad, lleno de límites y de fronteras que no nos dejen ir más allá. ¿Por qué no pueden cambiar las cosas? ¿Por qué el desayuno no puede ser por la noche, la comida por la mañana y la cena al mediodía? si bien, ¿todo dependerá de la hora a la que una persona se levante no?
Planteado esto, no quiero extenderme mucho mas, ya que el tiempo corre y debo proseguir mi camino, pero si es cierto que a pesar de lo que la sociedad nos determina, a pesar de los cánones establecidos por ella e incluso por nosotros mismos, todo puede ser de muchas más formas de las que podemos imaginar, y seguir siendo igualmente maravilloso.
Todo puede tener esa magia que alimenta los sueños y desde luego, jamás podrán controlar nuestros sueños, así que rompamos con los esquemas, rompamos las pautas, establezcamos nuevas formas de ver la vida de una manera amplia, haz más grande tu mente y crece como nunca antes lo has hecho ya que seguro que vale la pena intentar ver las cosas de otra manera. No se pierde nada y puede haber muchísimo a ganar.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Sexta carta: un café gris pero tirando a verde...

Hoy el día es gris en más de un sentido. Llueve y hace frío en el norte y yo me siento por dentro del mismo modo. Siento que entre mi sol y mis ojos hay niebla, nubes o humo, aún no lo sé.
No obstante, a pesar de ello, hoy el café es un sitio bastante peculiar. Me encuentro en uno de los mejores restaurantes de la villa de Santoña, el As de guía, y tal y como en su nombre se deduce, todo lo que se puede degustar aquí es de una gran calidad (todo es digno de la mejor carta de la baraja).
El sitio es pequeño, sencillo, moderno y acogedor  El trato recibido en el siempre será amable. Cosa que se agradece en días malos como el de hoy. Desde mi mesa, situada al lado de la gran cristalera frontal, puedo ver como la gente se refugia de la lluvia, que no cesa ni un momento, bajo sus paraguas. También veo como los vehículos rodean la glorieta siempre bajo la atenta mirada del pescador.
Según un estudio, generalmente asociamos la lluvia, el frío y los días grises a estados de ánimo apagados, nuestro sistema se entristece por decirlo de alguna manera, pero, ¿y porque no estar contentos en días grises?
Creo recordar una cita que una vez me dijeron en referencia a los espartanos, algo que decía: “Hoy llueve, me alegra eso pues eso hará que mañana mis campos estén más verdes.” Es curioso ver su optimismo, pero la realidad es que así es.
Ciertamente y volviendo a este maravilloso lugar, me hace gracia el nombre de este sitio, As de guía, el nudo marinero por excelencia, el que nunca se deshace creo recordar y con el que me gustaría hacer una metáfora juntamente con la cita espartana, ya que quizás estoy hoy aquí buscando precisamente hacerme ese nudo que nunca se deshace, que siempre resiste, con el fin de que cuando pase la tormenta, seguir aquí aguantando y poder ver mis campos mucho mas verdes.
Siempre he pensado que la grandeza de los momentos no solo radica en vivirlos intensamente y de la mejor manera posible, si no en saber siempre sacar algo bueno de ese momento, aunque a veces no creamos poder hacerlo.
Qué curioso, me acabo de dar cuente de que tanto el día como el lugar con el que me recreo, reflejen tal y como yo me siento, pues busco respuestas a muchas preguntas entre las nubes que me impiden ver el sol, y espero ansioso  poder elegir una dirección, para poder salir de esta encrucijada en la que me encuentro aunque la niebla me impida ver el horizonte, y por ello llega  esta carta, la sexta carta, una café gris pero tirando a verde.
Porque aunque hoy el día este así, frío y apagado, seguro que mañana saldrá el sol y podré ver los campos más verdes de lo que ayer lo estuvieron.
Además debemos aprender a ser paciente y esperar, pues los árboles que plantaste ayer, ni hoy ni mañana te cubrirán de la lluvia y aunque ya haya uno que lo haga, un solo árbol nunca formará un bosque. Si no que será el tiempo y los días grises y los días de sol los que nos permitirán algún día disfrutar de un buen paseo en ese maravilloso bosque, de color verde intenso en verano y cobre y fuego en su máximo esplendor otoñal.
Será entonces cuando la vida nos parecerá maravillosa, será cuando aprenderemos a entender que la belleza de vivir no solo está en pequeños momentos fugaces de felicidad, sino que también está en descubrir y recorrer cada uno de los senderos entre los árboles y aprender a ver que en cada una de las arrugas de un tronco, estarán las huellas de cada crecimiento, de cada aprendizaje, de cada paso hacia lo más alto.