miércoles, 25 de septiembre de 2013

Desvariando con la carta secreta a la mar

Todo un verano, de nuevo, mirándote, observando tu brillo, tus sonrisas, sin duda, deslumbrándome contigo, como no iba a dedicarte estas palabras…, después de todo tú mantienes vivo aquello que me hace seguir adelante, tú alimentas los sueños y las esperanzas, tú guardas lo único de valor que me quedaba.
Quizás yo solo sea un soñador o simplemente un pirata lejos de su época, o un marinero en busca de las sirenas más hermosas del planeta, no lo sé, pero sé quién eres tú, mi amada, tú eres vida y muerte, eres sonrisa y llanto, eres frío y calor, eres placer y dolor, tú eres todo lo bueno y lo malo que quieras ser, y yo, solo un entregado más a tu voluntad.
Quizás en esta carta solo intente llamar la atención del reflejo de la luna llena en tu piel, o de los millones de destellos del sol que ciegan mis ojos frágiles, y aunque no crea conseguirlo, aunque no crea que esta carta consiga enamorarte, no pierdo más que la dulce sensación de saber que lo intenté, la dulce sensación de sonreír y saber qué lo que te entrego es algo tan limpio y sensato como lo que tú te mereces.
Hay quien compartirá este mismo sentimiento, hay quien quizás quiera envidiarme o envidiarte y posiblemente la mayoría tachen esta carta de locura, pero que es el amor si no, un estado de locura en el cual dejamos libres las emociones, un estado en el que nos olvidamos por completo de quien somos, de qué somos o de donde estamos, entre otras cosas, simplemente para conseguir el mayor de los tesoros, disfrutar de una sonrisa, limpia, sincera, dulce, transparente.
Yo ya no recuerdo cuantas lágrimas derrame en ti, ni cuantos dolores conseguiste arrancarme, cuanta felicidad me hiciste sentir, pero tengo claro que aunque jamás te tendré, jamás querría perderte, por ello en ti dejé la llave más importante, a ti te confié la llave que abrirá la cerradura aún por descubrir, la puerta secreta a donde nadie quiere entrar y que conduce a donde cada vez cuesta más llegar.
Confío en que tú sabrás a quién debes darle esa llave, pues solo con tu nombre verbalizado se conseguirá tal objeto. Guarda bien, el bien que te entrego.

Como siempre,
Tu enamorado.