viernes, 9 de mayo de 2014

Vigésimo cuarta carta: un café con "donuts"...

Que la vida está llena de etapas es algo que todos asumimos y damos por hecho, pero.. ¿de cuantas etapas se compone tu vida? o ¿cuántas etapas son una vida, cuantas son necesarias como mínimo? ¿y como máximo?...
Hoy estoy sentado en un bar muy poco especial en comparación al resto de lugares donde suelo escribir estas cartas, pero es que ando algo justo de tiempo y no me puedo dedicar mucho tiempo... escusas baratas...
En cualquier caso, la cuestión es que hoy aquí al lado de mi trabajo encontré un lugar donde sentarme y aunque con sabor agridulce, poder escribir y sacar un mensaje positivo de todo aquello que siento y veo.
El lugar en si es pequeño y sencillo, dulce hasta lo empalagoso, todo de color chocolate y rosa pastel, el olor a azúcar es constante y aún siendo un espacio muy comercial, debo decir que siempre que vengo me siento a gusto. Quizás sea el hecho de haberme habituado a desconectar del trabajo aquí, o bien, al dulce sabor de sus cafés y sus donuts.
Etapas... donuts... libre la imaginación...
Seguramente Homer Simpson podría encontrar una etapa en cada donut, e incluso muchos policías de la gran pantalla(y seguro que alguno del mundo real), pero no puedo evitar al mirar el mostrador, ver en cada donut una buena metáfora de cada una de las etapas de la vida, de todas esas etapas diferentes que nos aportan nuevas experiencias, y que cada una consista en diferentes ingredientes estrella aunque en el fondo no dejen de ser muy parecidas las unas a las otras, con un inicio y un final de manera circular.
El donut... de forma redonda que siempre vuelve a su inicio y que además en su centro tiene un agujero que nos recuerda que no solo podemos caer hacia afuera del camino, sino que también puedes caer hacia dentro... Visto así, Homer puede que sea uno de los mejores filósofos.
Volviendo a la realidad que me rodea, y dejando de lado el mundo metafórico del donut, la verdad es que se que pronto empezarán nuevas etapas, nuevos retos y nuevos objetivos, o mejor dicho, serán los mismos pero con diferencias en el ingrediente estrella, no obstante se que el saber que esos ingredientes cambian me da cierta tristeza.
Cuando se que dejo atrás algo, siempre se tiende a prometer volver a por ello, sin embargo, no debemos engañarnos ya que sea como sea, no vuelven tan facilmente las cosas. nada es para siempre y nada vuelve a ser lo que dejo de ser. Aún así, me alegro, me alegro por estos nuevos retos y me alegro que se produzcan. Debemos aprender a alegrarnos de estos pequeños cambios, nada de tristezas al dejar algo atrás, si te produce tristeza es porque era algo bueno, es evidente, pero puede que mañana ese bueno se convierta en algo mejor.
Por ello, esta carta es para mis proyectos y mis cambios y para los que me los regalan, a los cuáles quiero dedicarles los mejores deseos para sus nuevas aventuras, etapas y donuts. Espero que pronto pueda volver a compartir rosco, camino , etc. Porque como ya sabemos..., Que la vida está llena de etapas es algo que todos asumimos y damos por hecho, pero.. ¿de cuantas etapas se compone tu vida? o ¿cuántas etapas son una vida, cuantas son necesarias como mínimo? ¿y como máximo?...
Mi respuesta es clara, no las suficientes!

Dedicada a J.M. al cual le deseo muchas buenos momentos degustando esos nuevos donuts que te llegan!

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