La verdad es que llevo
tiempo sin dedicar unos minutos de mis días a escuchar lo que me dicen los cafés
que me tomo a lo largo de la semana y eso creo que me ha llevado a estas
semanas tan modulantes, emocionalmente hablando y en las que creo que me he ido
dejando interesantes reflexiones allí por donde he pasado. Así que creo que es
necesario dedicarle unos minutos a este té y ver que me cuenta...
El sitio donde me
encuentro es para mí un restaurante mágico, a pesar de pertenecer a una cadena
de restaurante, cosa que normalmente no se asocia a calidad, normalmente, no
siempre.
En este caso concreto,
reconozco que todo tiene algo, todo tiene como casi nos podría decir su nombre
un don, que convierte unos simples fideos, unas verduras en tempura y un postre
de banana y chocolate en algo completamente único. Me asombra la sencillez que
se desprende por todas partes, aportando un aire cosmopolita no solo por la
cantidad de personas de diferentes etnias y entornos que en él se suele
encontrar, sino también por el hecho de que no hay separación entre comensales
en la mayoría de ocasiones, ofreciendo en algunos casos la oportunidad de
establecer nuevas relaciones.
En una frase, yo lo presentaría como la definición perfecta de cosmopolita.
Siempre que puedo me
gusta destacar las historias que se pueden ver en los lugares donde leo mis
tazas, en este caso de té, pero aquí sería imposible solo escribir una carta con
tantas historias, ya que, del mismo modo que en una parada de metro de una gran
ciudad, la gente va y viene a velocidad de vértigo.
No obstante sí quiero
destacar un aspecto que creo que es diferenciador de este punto en las glorias
de Barcelona, y es el gran optimismo y tranquilidad que transmiten sus
empleados, creo que en pocos restaurantes he podido sentir un clima tranquilo y
positivo a pesar de estar abarrotado.
Voy a dar un sorbo al té bombón
naranja que me han traído y a ver qué descubro en su aroma y su sabor...
En los últimos días es
curioso como hay una palabra que me han dicho con extraña asiduidad,
"flow". Y parece que haya cambiado de tema, pero soy sincero cundo
digo que no sé porque pero en este sitio las cosas parece que fluyen sin
esfuerzo. Porque, ¿de qué hablamos cuando hablamos de fluir?
Según me comentó una entendida
en el tema, aquello que provoca flow es algo que fluye y que nos aporta un estado
de paz, de felicidad, a pesar de requerir un esfuerzo, pero al sentirnos tan
bien, al sentirnos fluyendo, dejamos de lado el esfuerzo que nos supone aquello
que nos hace fluir.
Si este flow lo encontramos
en todos los aspectos de nuestra vida, cosa nada fácil, pero no imposible,
entonces quizás encontremos que nuestra felicidad fluye con mayor fluidez. Cuanto fluir...
Y como a principio de
esta carta ya he dicho, esta semana me he ido dejando reflexiones por el camino,
quiero regalaros una que si os planteáis aunque sean solo unos minutos puede
que descubráis algo muy bueno, y es que el único sentido en que avanza y fluye
la felicidad es de adentro hacia afuera, nunca a la inversa, aunque todavía
exista una gran creencia de lo contrario. La felicidad siempre fluye de adentro hacia afuera porque solo tú puedes sentir el flow de tu propia vida y será así como
poco a poco irás sintiendo pequeños instantes donde las emociones positivas te
vayan alegrando los días y donde la luz salga de ti para aportar luz a los
demás. Así que, fluye, se feliz y si puedes regálate un café y una carta...
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